jueves, 10 de diciembre de 2009

DIARIO DE JEREZ NOVIEMBRE 2009

Domecq obliga, pero menos...
Tras la venta de la bodega a la multinacional Allied, hace ya quince años, sólo dos proyectos bodegueros de la familia han cuajado, el de Álvaro Domecq y Entrechuelos

Miguel Domecq, el pasado martes, durante la presentación de la bodega Entrechuelos.
0 comentarios0 votos'Domecq obliga' es el lema de la familia, parafraseando la máxima francesa 'Nobleza obliga'. En lo que al mundo del vino se refiere, esa frase empezó a cambiar a partir de 1994, tras la compra del Grupo Domecq por Allied Lyons por más de 100.000 millones de pesetas (600 millones de euros). Al socaire de ese dinero se habló de varias inversiones de las distintas ramas de la familia Domecq para volver al negocio bodeguero... pero lo cierto es que, quince años después, sólo dos iniciativas han cuajado, la de Álvaro Domecq Romero, centrada en la producción de vinos, brandies y vinagres de Jerez (hoy en Inverante, de Manuel Jove), y la que presentó el martes Miguel Domecq Solís que, al contrario, apuesta por los vinos tranquilos tintos y blancos con Entrechuelos. Se trata de dos iniciativas modestas, muy lejanas del volumen de negocio que llegó a tener Pedro Domecq, pero dejan entrever que ocho generaciones después (según las cuentas del propio Miguel Domecq) los Domecq -algunos- siguen con el gusanillo del vino, aunque muy lejos de lo que fue aquel imperio.

Pedro Domecq fue una empresa fundamental en la vida económica de Jerez en los siglos XIX y XX, tanto de su desarrollo como de su posterior decadencia. Entre los 'pros', sin duda, saber adelantarse a los tiempos y ampliar la cartera de productos, usando unas fortísimas redes de distribución. En los 'contras', tal vez está la a veces delgada línea que durante muchos años hubo entre la familia y el negocio. Fue en 1822 cuando Pedro Domecq Lembeye funda Pedro Domecq, si bien hay que tener en cuenta que por el lado de su madre también hereda Juan Haurie y Sobrinos, la empresa que con anterioridad había creado este empresario, tío abuelo suyo, y que tiene sus antecedentes más remotos ni más ni menos que en 1730 (unos antecedentes que, por cierto, reclamó para sí Beam Global cuando se presentó en Jerez).

Ahora, tanto tiempo después, debido a las trabas legales de los registros (Álvaro Domecq pleiteó para hacerlo), el nombre Domecq lo usan Pernod Ricard -llama Domecq Bodegas a su división nacional de vinos y vinos y brandies que exporta- y Beam Global, también en marcas e instalaciones.

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